martes, 29 de diciembre de 2015

FELIZ AÑO NUEVO, A FORTALECER A MORENA EN EL 2016


Este año, para MORENA fue su consolidación como movimiento-partido político nacional, el único que asumió, con la dirigencia de Andrés Manuel López Obrador, el imperativo ético de la política, congruentemente con nuestros principios y convicciones que enmarcan nuestros documentos básicos,  logrando el hecho histórico, de colocarnos como el único partido de oposición que en su primera elección logró colocarse como cuarta fuerza electoral, obteniendo casi cuatro millones de votos a nivel nacional. El camino no fue fácil, en tanto todos los partidos políticos, principalmente el PRI, PVEM, el PAN y el PRD continuaron con sus prácticas corporativas, clientelares y corruptas, que con el poder del dinero de sus mafias gobernantes y empresariales, otra vez engañaron y manipularon a los electores, cooptaron y compraron votos, sin que se haya hecho uso de la ley para frenarlos, menos para aplicar enérgicas sanciones, siguen y seguirán sin asumir la ética en sus conductas políticas.

En Nuevo León, resistimos, en congruencia con nuestros principios, dijimos no a las mafias empresariales y a los políticos pripanistas que disfrazados  como ciudadanos independientes enarbolaban un cambio y que pretendieron usar a MORENA como su vehículo para llegar al poder, nuestra postura fue firme y los rechazamos, hasta días antes de las elecciones, cuando pretendieron que renunciara nuestro candidato. Lograron engañar a la mayoría de los votantes, hasta políticos progresistas, algunos de izquierda y hasta académicos e intelectuales, que hoy se lamentan de sus apoyos a Jaime Rodríguez Calderón.
El hecho fundamental es que hemos mantenido nuestra lucha por los principios y nuestro proyecto alternativo de nación, para lograr acabar con este régimen de oprobio y fundar la cuarta república, que logre eliminar las lacras de corrupción, desigualdad e injusticia que nos siguen subsumiendo en la pobreza, el hambre y la violencia de todos los tipos en nuestra sociedad.

Los militantes de MORENA tenemos la obligación de seguir asumiendo el imperativo ético de la política, cumpliendo escrupulosamente con las obligaciones y responsabilidades que protestamos cumplir y hacer cumplir al integrarnos a nuestro partido movimiento. Lo anterior sólo es posible si cultivamos el conocimiento y logramos el aprendizaje de los contenidos en nuestros documentos básicos, cuya redacción fue hecha para facilitar su lectura y lograr este objetivo; sólo así fortaleceremos nuestra conciencia política y los férreos principios y convicciones para actuar con madurez y valentía, a nuestros adversarios que están tratando de destruirnos, por la opción victoriosa que representamos con MORENA y AMLO para la presidencia de México en el 2018.

En el 2016 nuestra tarea fundamental seguirá siendo fortalecer nuestro movimiento-partido con la unidad en la acción de todos y todas los protagonistas, para que al término de ese año contemos mínimamente con un comité de protagonistas por cada sección electoral, con un comité ejecutivo municipal en cada municipio, el comité ejecutivo estatal, el consejo estatal y las coordinaciones distritales; todos operando cabalmente en sus responsabilidades políticas, superando los obstáculos que el régimen pripanista seguirá generando, infiltrándonos, creando conflictos internos, cooptando y corrompiendo compañeros, hasta la represión militarizada con el encarcelamiento y desaparición de compañeros como ya ha sucedido en varias regiones del país.

Nada que no hayamos sufrido en las últimas décadas de lucha por la libertad, justicia y la democracia de nuestra amada patria, a la que cada año le deseamos prosperidad y bienestar para que en todos y todas las ciudadanas de nuestra nación prevalezca la felicidad; hoy que bregamos con MORENA lo reiteramos, deseando además que los políticos dejen de mentir, engañar, robar y que cultiven la honestidad y la congruencia en sus personas.

Feliz año nuevo 2016, con salud y larga vida a ustedes y todas sus familias.

sábado, 19 de diciembre de 2015

LA SOLEDAD Y LA SALUD


En estos tiempos otoñales del amarillo verdoso de la naturaleza, que preceden el blanco grisáceo del invierno, enmarcando las festividades navideñas, del fin de año y del inicio de uno nuevo, donde los llamados a convivir y compartir los sentimientos fraternales y solidarios, se fomentan en el seno de las relaciones sociales, resulta paradójico la visible prevalencia del incremento de los estados depresivos, algunos de ellos denominados eufemísticamente como depresión estacional, además de las crisis agudas de las enfermedades respiratorias con sus mortales consecuencias, sobre todo en los niños y los adultos mayores
Donde debiera predominar la alegría, la felicidad por compartir, en las que se proyectan la cantidad y calidad de las relaciones sociales y afectivas, que hemos desarrollado en el curso de nuestra vida en los diferentes ámbitos, desde la familia, los amigos, en el trabajo y en los diferentes grupos donde nos relacionamos socialmente, en la escuela, en nuestra profesión, en la política, surge la soledad perjudicando la salud y en algunos casos la muerte.

Hablamos de la soledad, caracterizada por el asilamiento emocional de la persona y el estar solo, sin acompañamiento de una persona u otro ser vivo, a pesar de tener sus redes sociales, en los que se incluyen sus grupos primarios,  que puede afectar al individuo y suele ser percibida como desagradable, causando depresión, aislamiento y reclusión, dando como resultado una incapacidad de establecer relaciones con los demás. No incluimos la soledad inducida por la privación voluntaria de ese acompañamiento, donde los tiempos y espacios se aprovechan y disfrutan en el goce de experiencias, actividades lúdicas, de reflexión filosófica o espiritual.
Para quienes trabajamos en la salud mental, este rubro, el de la calidad y cantidad de las relaciones sociales de las personas, es obligado a explorar en el marco del diagnostico de alguno de los trastornos mentales, porque constituye uno de los elementos más importantes de los humanos, tiene su espacio en la denominada historia clínica psiquiátrica, que usamos en el proceso diagnostico y en los diferentes criterios que enmarcan las categorías diagnosticas de los diferentes sistemas de clasificación existentes para los trastornos mentales, desde el ICD-10 hasta el DSM-5.

Hace años especulábamos, que en las personas con una mayor cantidad y calidad de las relaciones sociales, existe una mejor salud mental y esta genera mejores tiempos con vida saludable, menos enfermedades y más prevención de muertes, aun las personas que padecen alguna enfermedad crónica, que no se integran a la soledad, que siguen motivados por relacionarse, mantienen una calidad de vida aceptable que les permite ser felices sin deprimirse evitando hasta su muerte prematura. Pues bien, hace unos días, la Revista IntraMed News No. 880,  publicado en internet en la pagina: ‏http://www.intramed.net/contenidover.aspcontenidoID=88189&uid=195609     &fuente=inews, en su sección,  Ciencia y praxis de la soledad, Gonzalo Casino, público un artículo “Sobre los efectos perjudiciales del aislamiento humano y su estudio científico” Donde nos refiere que Un metaanálisis  publicado en 2010 en PLoS Medicine y realizado con los datos de 148 estudios observacionales, llegó a la conclusión de que la influencia de las relaciones sociales sobre el riesgo de muerte es comparable a la de otros factores de riesgo, como el tabaco o el consumo de alcohol, y superior a la de la inactividad física y la obesidad.”
Aunque nos refiere, que lo que nos falta, es estudiar cómo se pueden “recetar” relaciones sociales para reducir el riesgo de enfermar y morir prematuramente, más allá de todo el mundo, observamos, que más que una prescripción, debiera de ser la obligación sistemática de los médicos y todos los trabajadores de la salud,  fomentar acciones en el proceso de atención integral a todas las personas que permitan considerar las relaciones sociales como otro de los factores de riesgo del proceso salud-enfermedad de las comunidades.

Lo difícil es lograr que la gran mayoría de los médicos cambien paradigmas en sus procesos de atención, superando enfoques reduccionistas, deshumanizantes, inmersos en el mercantilismo, promotor del individualismo y la cosificación de la relación humana, donde sus enfoques siguen predominando con el biologismo, en sus diferentes niveles, desde el molecular, genético hasta la organicidad de los tejidos y los diferentes sistemas que integran nuestro ser físico, muy lejos de la visionaria y ya legendaria definición de la salud, como “el completo bienestar físico, mental y social y no sólo la ausencia de enfermedad e invalidez física” que la OMS, nos definió el siglo pasado, esperando fuera rectora de nuestras acciones sobre la salud y las enfermedades de nuestra población.
El individualismo sumado al reduccionismo científico en la visión de los problemas humanos, ha sido una de las lacras que nos ha estado legando el neoliberalismo vigente, con sus sistemas destructivos de la naturaleza, de las relaciones sociales fraternales y solidarias, de las acciones colectivas, comunitarias dirigidas a enaltecer el bienestar de las poblaciones, donde predominen valores y principios fortalecedores del humanismo, lejos de su endiosado mercado, mas lejos de sus voraces ambiciones por las ganancias económicas, retomando la importancia del ser más que el tener, esto es el asunto más complejo, cambiar este rumbo sería lo ideal y acabaría con la proliferación de la soledad que hoy se multiplica como uno de los problemas más trascendentes del ser humano en todas las sociedades desde las denominadas desarrolladas hasta las de desarrollo medio y bajo.

Finalmente, estamos de acuerdo que la soledad es un sentimiento complejo y difícil de estudiar científicamente, no porqué puede, si no con determinación decimos, este estado es definido por las circunstancias sociales, económicas, biográficas, psicológicas y de salud, circunstancias que son definidas por los políticos en el poder y sus servilismos al neoliberalismo que nos domina en el mundo.

viernes, 11 de diciembre de 2015

VIOLENCIA Y SALUD MENTAL


Estamos viviendo en México y en nuestro estado de Nuevo León, el incremento de las diferentes formas de violencia en el seno de nuestras sociedades, derivadas de las condiciones que facilitan la aparición de estos fenómenos,  principalmente por  las estructuras sociopolíticas y económicas como la represión, la marginación o la pobreza que los políticos gobernantes en el poder, persisten en seguir reproduciendo.
Por un lado el poder presidencial de Enrique Peña Nieto, sustentado en el apoyo de las mafias de las oligarquías empresariales y mediáticas, sigue generando la precarización de nuestra economía, impulsando un reformismo letal de nuestros patrimonios nacionales, desde los recursos energéticos hasta los de las telecomunicaciones, ni que decir de sus ignominiosas reformas estructurales, que con la barbarie de la violencia del estado, con sus agentes represores, militarizada por el ejército, la gendarmería nacional y sus policías locales, siguen generando presos políticos, muertos y lesionados, no sólo en su guerra contra la delincuencia, sino además en su obstinada postura de imposición de estas reformas, sin la real participación de los agentes más importantes, como en el caso de su simulada reforma educativa, sin los maestros. A tres años de este nefasto gobierno, el recuento de los daños, nos hace ratificar, lo que en este blog ya habíamos referido,  que la vuelta al poder de los priistas sólo lograría reproducir sus estilos de gobierno para fortalecer el régimen autoritario, corrupto, de oprobio, que han construido desde el siglo pasado, y que hoy aliados con el PAN y el PRD pretenden seguir imponiendo en todas las regiones del país.

Por otro lado, en Nuevo León, el gobernante enarbolador del cambio y de la “nueva independencia”, Jaime Rodríguez calderón, a tres meses de su gobierno, sigue generando las mismas políticas de los gobernantes corruptos e ineficaces, que decía combatir; sumándose a las mentiras, simulaciones y engaños, sin el imperativo ético, con sus posturas impositivas, sobre todo en relación a los impuestos, como el de la tenencia y ni que decir de las ausentes reformas administrativas y financieras que logren la anhelada austeridad y transparencia. Se suma el clásico nombramiento de sus principales funcionarios de los mandos medios y superiores, cubriendo los tradiciones del influyentismo, con las lacras del amiguismo, nepotismo y de pagos políticos a quienes le apoyaron en su campaña, sobre todo de los oligarcas empresariales, ausentándose la meritocracia de los servidores públicos, mandado al carajo la ley del servicio civil de carrera.  Ni que decir de la ciudadanización de los principales mandos superiores, menos de “llevar a “la cárcel” a los corruptos de las administraciones anteriores, empezando por el gobernador anterior: Rodrigo Medina.  Ha decepcionado hasta sus más idolatras, ilusionados por el cambio y sumándose al hartazgo manipulador mediático de la ciudadanía, que van desde políticos conservadores, progresistas o de izquierda, hasta académicos e “intelectuales” y los activistas ciudadanos que lo reverenciaban durante su campaña y en el periodo de tres meses de transición hacían su toma del poder, que lo invistió como gobernador de nuestro estado.
Se trata de políticos gobernantes fanatizados en el denominado gatopardismo politico, donde cambian todo para que nada cambie, de las estructuras sociopolíticas y económicas que mantienen su poder, perpetuando el régimen corrupto y de oprobio que vivimos los mexicanos a contentillo de los oligarcas que lo usufructúan. Son políticos que no cultivan la salud mental, ni jerarquizan la importancia de la inversión del estado, mediante programas integrales de atención que logren la prevención, el fomento y la atención de sus problemas y sus derivados fenómenos psicosociales como la Violencia.

Sus posturas políticas generan condiciones de privación de satisfactores mínimos del bienestar de la mayoría de la población, generando lacras como la pobreza y el  hambre, que sumado a la frustración social y política, con la identidad social amenazada y modos insuficientes de gestión de sus conflictos, prevaleciendo la desigualdad y percepción de injusticia. Lo anterior hace que nos alejemos de las vías de trabajo de fondo, en cualquier sociedad, que logran prevenir la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, política, colectiva, de género, familiar, infantil, escolar, etc.; donde no basta la conmoción reactiva ante las cifras estadísticas elevadas, que año tras año, se incrementan y las tragedias derivadas como ha sucedido con las feminicidios y asesinatos colectivos de los últimos años.  
Los ejes de trabajo, que recomendamos la mayoría de los profesionistas de las ciencias sociales y de la conducta humana son: la promoción de la igualdad, la justicia y la dignidad de las personas, el fomento de la tolerancia y el respeto al otro, la potenciación de la responsabilidad individual y colectiva, frente a la situación actual de difusión social de la responsabilidad, la facilitación de un enfoque constructivo en la solución de conflictos, la reducción de la disonancia cognitivo-emocional, en las creencias étnicas y políticas; la reducción de los procesos de justificación moral de la violencia y de la utilización de eufemismos al referirse a ella, el  fomento de conductas pro-sociales en las escuelas y en las instituciones de la sociedad; la promoción de políticas de perdón y de reconciliación; manejo positivo de las emociones inter-grupales; la reducción de la incertidumbre y el desconocimiento entre los miembros de grupos étnica e ideológicamente diferentes. Como vemos son ámbitos de la conducta humana que sólo logran integrarse en individuos cultivadores y promotores de la salud mental, de conformidad con la conceptualización que ya referimos, que los expertos en salud mental de la OMS han consensado y que desde este milenio luchamos por su integración a la psicología popular y el sentido común de todos y todas las ciudadanas.

Abrir un debate serio en nuestra sociedad, sobre las relaciones de la salud mental con todas las formas de violencia, es uno de los grandes pendientes de nuestros científicos e intelectuales para terminar con el prejuicio colectivo, de que los trastornos de salud mental explican un porcentaje significativo de la violencia prevaleciente, hecho que ha sido desmentido por la evidencia científica existente en las principales bases de datos internacionales como Psyinfo, Medline y Sociological Abstracts. La gran mayoría de las violencias es desarrollada por personas que no cursan con algún trastorno de salud mental.

viernes, 4 de diciembre de 2015

POLITICOS MAQUIAVELICOS

En los últimos meses, se han suscitado escenarios de acción política, lo mismo en los partidos políticos, con sus renovaciones de sus órganos de dirección, como en la toma del poder de gobernadores y alcaldes en nuestro país, que habían sembrado la esperanza de los anhelados cambios en sus comportamientos políticos para transitar hacía conductas diferentes y trascendentes que acaben con la simulación, la mentira y el engaño que ha demeritado el quehacer político, provocando el hartazgo de los ciudadanos y ciudadanas hacía la política.

Con frustración, observo persistentemente que en los políticos, de los diferentes espectros ideológicos de izquierdas, derechas y centros en México y más en nuestro estado, prevalece la denominada personalidad maquiavélica, referida por Alexandre Dorna, en la revista de Psicología Política, Nº 26, 2003, p.p. 7-23, publicada en internet en la página http://www.uv.es/garzon/psicologia%20politica/N26-1.pdf, donde describe sus características fundamentales, que son: la carencia de afectividad en las relaciones interpersonales, mostrando sus virtudes de la frialdad y la falta de apasionamiento en el contacto personal, sin faltar sus facies sonrientes, simuladoras de simpatías y el placer de la relación, muy lejos de la empatía, cínicos; son sujetos inmersos en el desinterés por la moralidad convencional en el comportamiento, inmersos en el pragmatismo: “el fin justifica los medios”; estan inmersos en los usos del poder por el poder, enfocados en la visión utilitaria de sus relaciones personales, lejos de subsumir la ética como  convicción en sus posturas políticas; obsesionados con manipular, no dudan en confabular, dirigiendo sus planes a satisfacer sus intereses, con su inalterable percepción del ambiente, en el que se encuentran con bastante realismo, integrado en su discurso, que es asertivo, sin la distorsión relevante que sus opositores señalan persistentemente, y por último son personas con muy poco compromiso ideológico, sin creencias verdaderas ni causas sagradas que defender, todo ello en ausencia de un psicopatología observable.
Más lamentable ha sido observar que no tienen la suficiente cultura, que cursan con deficiencias intelectuales, que limitan su campo de comprensión de los problemas que se les plantean, empecinándose en considerar, sólo como verdad su verdad subjetiva, limitando sus capacidades discriminativas, se valora superior supeditando la justicia y la moral social a sus propias ideas y convicciones y lo que es más grave: orgulloso de sí mismo y despreciativo de los que piensan diferente, con una imagen de perfección, capaz y fuerte ante los demás

La denominación “maquiavélica” ha sido usada como adjetivo en la terminología política, sustraída de la obra “El Príncipe”, que Nicolás Maquiavelo publicó en 1532 y que describe las argucias y los métodos inmorales empleados por los gobernantes para obtener y conservar el poder. Su leyenda ha  mezclado crueldad, maldad, mentira, traición e inteligencia. No obstante,  contrariamente a la idea difundida, Maquiavelo no aprueba esos rasgos del  príncipe, descrito por el mismo, sin embargo, estos rasgos comportamentales han servido para el estudio y la investigación de la psicología social, desde mediados  del siglo pasado, prefigurando la psicología del político maquiavélico.
Los políticos maquiavélicos deben transitar a la modernidad, abandonando su convicción de las inherentes maldades del quehacer político en los usos del poder y su perpetuación en el mismo.